A Mostaza en su primer año

No tengo para ti añoranzas que un padre cualquier tendría. No te estoy educando para que ganes los Premios Nobel de física y literatura, la medalla Fields o para que seas el fittest man on Earth. Los galardones humanos tienen dos grandes defectos: el primero, que el orín y la polilla los corroen, se destruyen con el uso; el segundo, que muchos de los que se los ganan no se los merecen, y muchos más de los que no se los ganan, sí.

Pero tú, hagas lo que hagas —seas físico, literato, crossfitter o matemático —¡o cualquier otra cosa!, ¡lo que quieras ser!—, hazlo para la gloria del Dios que te ama. Quizás los hombres te honren por hacer las cosas bien, pero no hagas de su reconocimiento tu motivación. Aunque el mundo no te reconozca, tienes un Dios en el cielo que te ve y se complace con tu excelencia para Él. Y su recompensa no es solo grande, sino eterna. ¡Eterna!

No importa si solo tienes dos centavos, entrégaselos con todo tu corazón. No es la cantidad en comparación con otros (muchos pueden dar más, pero para ellos es solo el sobrado); sino la calidad y la cantidad, las dos, en relación a ti. Es decir, dalo todo y hazlo de corazón por tu Señor, porque Él lo dio todo por ti. Es cierto que no te costó nada recibir lo que te dio. Pero gratis no es lo mismo que barato. Su regalo es infinitamente caro, y la única forma de honrarlo es darle todo de ti.

Déjalo todo en la cancha. Todo lo que tienes. Entrégalo todo, dáselo todo. Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.

2 comentarios en “A Mostaza en su primer año

  1. Dora C. achón Galimdo

    Muy sinceras palabras de un padre hacia su pequeño. Lindo recuerdo tendrá Pablito y cuando el tiempo se haya ido, él volverá para recordar lo escrito por su amado progenitor. La gloria sea para nuestro Dios y Señor.

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